EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO. DE PIER PAOLO PASOLINI
Un film que si bien alcanzó poca repercusión a nivel masivo, fue una de las mejores versiones que se hayan hecho jamás sobre la vida de Jesucristo, llegando incluso a ser reconocida por el Concilio Vaticano de Juan XXIII como una de las grandes obras maestras que echaron luz sobre el mito del Nazareno.
Así es como en ella, lejos de influenciarse por la corriente de directores que desde siempre han llevado a cabo sus versiones de la vida del hijo de Dios, Pasolini decidió tomar como punto de partida uno de los cuatro evangelios que forman parte del Nuevo Testamento, y a partir de allí se dedicó a recomponer los nodos argumentales más significativos del mayor mito de la historia de occidente.
Y la diferencia con el resto de los films sobre esta temática puede advertirse ya desde los primeros fotogramas de la pieza. La primera escena muestra a una joven virgen María notoriamente embarazada que intenta comunicarle a su esposo José – despojada de palabras y únicamente a través del registro de las miradas – la noticia de que va a ser madre. El fotograma siguiente revela a un arcángel San Gabriel (con cualidades aniñadas antes que sacras) portándole al carpintero la buena nueva de que va a ser una pieza fundamental en el nacimiento del hijo del supremo.

José se acerca a la virgen y a partir de allí, comunicados únicamente a través de unos primerísimos primeros planos de sus ojos y sus sonrisas (cargados de expresividad como pocas veces se han visto en el cine), comienzan a andar el camino conocido por todos hasta que finalmente se produce el alumbramiento del redentor.
De esa forma, en pocos minutos, la cámara del director viaja en el tiempo y presenta al hijo de Dios en la flor de su juventud. Pero la figura de este Cristo difiere bastante de los cánones estéticos y hasta melodramáticos a los que nos han tenido acostumbrados desde siempre. El Cristo de Pasolini no tiene pelo largo, ni ojos claros, ni una voz que empalaga y mucho menos muestra condescendencia con el prójimo a la hora de manifestar la voluntad divina de aplicar los mandamientos y una conversión de espíritu para todos aquellos que quieran ingresar al reino de los cielos.
El Cristo de Pasolini más se asemeja a un revolucionario que a un emisario elegido para desplegar un mensaje de amor y redención. Desde su actitud seca, tosca, y hasta autoritaria por momentos, el Cristo de Pasolini se desnuda ante la mirada del espectador como un hombre de carne y hueso que se encuentra arrojado a la misión de inmolarse como redentor de la humanidad y que, lejos de encontrar en ello una excusa para aumentar la carga dramática de la situación, se ufana en conseguir la mayor cantidad posible de conversiones hacia el bien aunque en ello sabe positivamente que le va su propia existencia.
Por todo lo dicho, El Evangelio según San Mateo es una obra maestra del gran director italiano. Un film sumamente interesante, despojado de sensiblería, tragedia, y que logró apartarse de la clásica mirada sobrenatural impresa por el catolicismo para dejar en claro que la historia, lejos de ser una entelequia inalterable, está abierta a todos aquellos que se decidan aportar una mirada diferente.