MADRE JUANA DE LOS ÁNGELES. De JERZY KAWALEROWICZ
Un caso real de supuesta posesión diabólica ocurrido en el siglo XVII en Loudun, Francia (nada menos que entre las monjas de un convento) es tratado de manera racional por una vez en el cine y se opta por un enfoque realista, incluso aparecen detalles de flagelación en primer plano viéndose como se van provocando poco a poco las marcas en el cuerpo.
Las actuaciones tienen la poderosa concisión característica en el cine del norte de Europa, donde la simple mirada extraviada puede sugerir una mente perturbada / poseída sin necesidad de otros adornos, a lo que se añade una cuidada estética: bellos planos como aquél en que se ve desde arriba a las monjas tumbadas boca abajo con los brazos abiertos en el suelo, o la secuencia entre los tendederos de ropa que suena agitada por el viento, unido esto a los aleteos de las palomas.
El relato es sugerente y con cierto simbolismo, no se dirige hacia el terror ni el morbo, va más hacia un análisis del extremismo religioso, la superstición y la pérdida de la noción de la realidad.
Kawalerowicz fue un inteligente y dotado director que por ejemplo en Faraón dió una visión del antiguo Egipto que tenía más interés que todo el cine de Hollywood con el mismo tema y, aunque diez años después, Ken Russell hizo su versión de los hechos narrados en Madre Juana de Los Ángeles con The devils, el resultado fue, era de esperar, otro muy distinto.
Las actuaciones tienen la poderosa concisión característica en el cine del norte de Europa, donde la simple mirada extraviada puede sugerir una mente perturbada / poseída sin necesidad de otros adornos, a lo que se añade una cuidada estética: bellos planos como aquél en que se ve desde arriba a las monjas tumbadas boca abajo con los brazos abiertos en el suelo, o la secuencia entre los tendederos de ropa que suena agitada por el viento, unido esto a los aleteos de las palomas.
El relato es sugerente y con cierto simbolismo, no se dirige hacia el terror ni el morbo, va más hacia un análisis del extremismo religioso, la superstición y la pérdida de la noción de la realidad.
Kawalerowicz fue un inteligente y dotado director que por ejemplo en Faraón dió una visión del antiguo Egipto que tenía más interés que todo el cine de Hollywood con el mismo tema y, aunque diez años después, Ken Russell hizo su versión de los hechos narrados en Madre Juana de Los Ángeles con The devils, el resultado fue, era de esperar, otro muy distinto.