LOS NIÑOS DE SAN JUDAS DE AISLING WALSH

Es posible que parezca una película más de orfanatos/escuelas, con el típico profe guay enfrentándose a los malvados profes carcas y... blablabla... Bueno, ya nos conocemos esta historia, no? Pero lo terrible de esta película no es sólo que esté basada en hechos reales (que han podido ser falseados o manipulados por el autor del libro totalmente a su antojo) sino que años después hemos sabido que lo que nos cuenta ni siquiera es una exageración; es que las cosas realmente sucedían así y está demostrado. Cuando han salido a la luz las aberraciones que se han cometido en los internados católicos irlandeses durante décadas ya no podemos ver filmes como éste sin que sintamos un espeluznante terror por toda la maldad de la que sabemos capaz al ser humano.

Disiento de los que opinan que el director se regodea en la crudeza de algunas escenas. Y si se regodea hace bien. Pegar a un niño hasta casi matarlo es lo suficientemente duro como para no andarse con pamplinas a la hora de rodarlo y si a alguien las escenas le espantan, de puta madre, porque se trata de eso, de espantarse, indignarse y clamar para que los hijoputas que hicieron eso paguen por ello. Aquí no caben medias tintas; el daño que la Iglesia Católica ha hecho, la ocultación de los crímenes que han tenido lugar en sus instituciones y esos tibios lamentos que ahora escuchamos de boca de sus dirigentes hacen que la denuncia por fuerza tenga que ser brutal e impactante.

Sí que es verdad que en la peli hay puntos flojos que afectan directamente a la credibilidad de algunos de sus planteamientos. Por ejemplo, llama la atención que el profesor interpretado por Aidan Quinn se permita tantas libertades casi desde el principio en una institución de estas características. Sacar los pies del plato tan descaradamente en un lugar con una disciplina tan férrea no es creíble, sobre todo con casi total impunidad. Bien es verdad que hay un personaje poderoso que actúa como "protector" del protagonista y detractor de los métodos del director del internado pero incluso con esa premisa escenas como la del puñetazo en el patio cantan demasiado. Suerte que el espectador tiene tantas ganas de esa hostia que perdona sin problemas las licencias del guionista. Definitivamente no os la perdáis.