De GULLIO PONTECORVO
La participación de Marlon Brando en la realización de QUEIMADA fue el resultado directo de su idealismo político y de su deseo de hacer películas con reflexiones sobre la condición humana. En 1968 estaba activamente involucrado en el movimiento por los derechos civiles, en particular los de las comunidades negras e indias, y, según sus amigos, quedó profundamente afectado y deprimido por los asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King. Brando estaba a punto para un largometraje con el que pudiera reflejar su indignación. Admiraba la excelente película de Gillo Pontecorvo La batalla de Argel (La Bataille d’Alger, 1966), que obtuvo una nominación al óscar como mejor película extranjera en 1967, y le dijo al director que le gustaría trabajar con él.La batalla de Argel de Pontecorvo es un agudo filme político y se ha convertido en una especie de llamamiento a la resistencia para la juventud occidental. QUEIMADA es una crítica severa del colonialismo, del comercio internacional y de la esclavitud, y en su estreno Pontecorvo la presentó como un intento de “unir el género de aventuras románticas y el cine de ideas”. Encontró en Brando a un ferviente aliado, pero por desgracia actor y director se dieron cuenta de que una vez puestos a trabajar juntos su visión sobre la interpretación dramática no coincidía, y al final de nueve difíciles meses de producción ni siquiera se dirigían la palabra. Brando mantiene su admiración por el talento de Pontecorvo, pero analizando retrospectivamente la elaboración de la película dijo: “Le habría matado”.Los problemas de producción comenzaron a aparecer antes incluso de que ésta se iniciara. La historia, que Pontecorvo había concebido junto a Franco Solinas (el guionista de todas sus anteriores películas) y Giorgio Arlorio se inspira en el hecho histórico de una “razzia” que los españoles realizaron en 1520 en una isla del Caribe para sofocar una revuelta indígena. Desde entonces, la isla fue conocida con el nombre de Quemada. Los españoles reemplazaron la extinguida población con una colonia de esclavos negros y convirtieron la isla en un centro de cultivo de caña de azúcar, enviando la producción a España durante los tres siglos siguientes. El gobierno español de la época manifestó su objeción respecto a la película, denegando el permiso a la productora para filmar secuencias en España y amenazando con boicotearla en aquellas partes del mundo en las que tuviera influencia. Los productores italianos y franceses decidieron entonces derivar la responsabilidad hacia los portugueses; el título original debía haber sido “Quemada”, pero se le añadió la letra “i” para adaptarlo a la ortografía portuguesa y bajo ese título fue distribuida en la mayor parte del mundo. Los distribuidores para Estados Unidos, United Artists, juzgaron escasas sus posibilidades comerciales y decidieron traducir el título. Sus pesimistas predicciones se vieron cumplidas y esta insólita aunque interesante película figura en sus anales como fracaso.La cinta se inicia en 1854 con la llegada a la isla de Queimada de Sir William Walker (Brando), en apariencia un inofensivo viajero que en realidad es un agente del gobierno británico con la orden de instigar una revolución para debilitar el dominio portugués de la isla y permitir así a los británicos hacerse con el control de la valiosa producción de caña de azúcar. Queimada tiene una población de doscientos mil habitantes de los cuales sólo cinco mil son europeos. La ciudad principal es un puerto bien protegido con un fuerte y su correspondiente guarnición, el palacio del gobernador, una catedral, un banco y un burdel. El caballero inglés aficionado al ajedrez comprende que debe adoptar el papel de Pygmalion de la política. Busca a un potencial sujeto a quien instruir como revolucionario y escoge a José Dolores (Evaristo Márquez), un fornido y guapo estibador negro con cierto aplomo y seguridad en sí mismo. A su vez, también recluta a Teddy Sánchez (Renato Salvatori), un funcionario casi blanco con ambiciones políticas.Walker convence a José Dolores para que robe una importante cantidad en lingotes de oro del banco y, una vez cometido el delito, le denuncia al gobierno, convirtiéndole así en un forajido perseguido. Posteriormente, el astuto Walker instruye a Dolores y a sus seguidores en el uso de las armas de fuego y les inculca la idea de derrocar al gobierno portugués de la isla.Los mejores momentos de QUEIMADA son fruto del tratamiento que Pontecorvo da a las secuencias de acción y de la hábil manipulación que hace de la ingente cantidad de extras, en Colombia se emplearon casi veinte mil. Ese mismo talento queda perfectamente de manifiesto en La batalla de Argel, en la cual escenifica emocionantes y violentos enfrentamientos callejeros que llegan a dar la impresión de ser auténticas filmaciones documentales de la época. En QUEIMADA, Pontecorvo dirigió magníficos episodios en los que intervenían gran número de colombianos, como el alocado carnaval que sirve de tapadera para el asesinato del gobernador, los victoriosos soldados negros corriendo y galopando por las playas, las revueltas en las aldeas, y las batallas en las montañas que culminan con la captura de José Dolores.La cinta es menos efectiva en cuanto a interpretación y a su prolijo argumento. QUEIMADA dura 132 minutos en la versión montada por Mario Morra, pero se eliminaron veinte minutos de las copias disponibles en Estados Unidos y Canadá, lo cual hace difícil opinar sobre la cinta tal y como la concebió Pontecorvo. Sin embargo, incluso en formato de 112 minutos sigue siendo larga e irregular.QUEIMADA es un largometraje de tono marcadamente político, con un resabio marxista quizá demasiado simplista, aunque también es un apasionado ejemplo de propaganda dentro de la lucha contra el colonialismo. Se pueden establecer ciertos paralelismos con Vietnam y, en este sentido, algunos críticos norteamericanos señalaron que resultaba gratificante ver a Gran Bretaña en el papel de villano en lugar de los Estados Unidos. Pontecorvo se buscó enormes problemas al decidir rodar el filme en Colombia e instalar su cuartel general en Cartagena, lo cual suponía tener que trasladar gran cantidad de personas y material a un lugar remoto. Se tardaron nueve meses enteros en filmar la película, y el último día Pontecorvo sólo disponía de diez de los miembros originales de su equipo de rodaje. La mayor parte del metraje se rodó en Colombia, pero Marlon Brando, cansado de la larga estancia en aquella aburrida zona y tras innumerables discusiones con el director sobre conceptos y métodos cinematográficos, se marchó y le dijo a Pontecorvo que debían terminar la película en otro lugar. La escena de la captura de José Dolores acabó por rodarse en las montañas que hay cerca de Marrakech, Marruecos; las secuencias de Londres se filmaron en los estudios Cinecittà de Roma; las tomas del bergantín aproximándose al puerto de Queimada se rodaron en Santo Tomás, Islas Vírgenes; y la actividad portuaria se realizó en San Malo, al norte de Francia.Los responsables de esta coproducción franco-italiana no revelaron ninguna cifra con relación a su coste final ni a los ingresos obtenidos. Sin embargo, es de suponer que el dinero generado por su proyección en Norteamérica sólo represente una parte de los beneficios.La interpretación que Marlon Brando hace de Sir WiIliam Walker recuerda a la de su Fletcher Christian. Se trata de otro amanerado caballero inglés cuyo discreto hablar y buenos modales esconden una férrea voluntad y unas recias intenciones. Walker, según lo entiende Brando, no es un villano sino simplemente un hombre pragmático con un trabajo difícil que realizar. Las diferencias entre el actor y el director surgieron a causa del concepto que tenían de Walker; el apasionado y sincero Pontecorvo le veía como el malvado catalizador de la historia, mientras que Brando quería interpretarlo dándole un carácter más humano, con un aire turbado y un atroz sentido del humor. QUEIMADA adolece de ser un filme rnuy pesado y Brando le proporciona su única agilidad. Pontecorvo, que con anterioridad sólo había dirigido tres películas, añadió un lastre más al insistir en que el reparto fuera mayoritariamente “amateur”. La mitad de los actores principales no había actuado nunca, y como coprotagonista junto a Brando, Pontecorvo escogió a Evaristo Márquez, un analfabeto cortador de caña colombiano que no sólo no se había puesto nunca ante una cámara, sino que ni siquiera había visto una película en su vida. Brando instruyó a Márquez, pero se perdió mucho tiempo intentando obtener una interpretación adecuada por su parte y a veces se repitieron docenas de tomas para una escena. El idioma fue otro problema; Brando le hablaba al director en francés, al equipo de rodaje en italiano y a sus compañeros actores en español.Por desgracia, lo que se puede decir de QUEIMADA es atribuible también a la docena de películas del actor que la precedieron: interesante pero decepcionante, en particular para los inversores. En aquel momento de su carrera, Marlon Brando era una estrella que necesitaba con urgencia un cambio de rumbo positivo. Por Tony Thomas. Las películas de Marlon Brando. Odin, 1995