Basada narrativamente en el escrito autobiográfico de André Devigny, y filosóficamente en la fe en el hombre renacido implícita en Juan, 3:8 (las palabras a Nicodemo: "El viento sopla de donde quiere*, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu"), esta película emocionante y perfecta no sólo maneja lo concerniente a la imagen con la implacable precisión habitual en Bresson sino que se apoya en la dimensión acústica para ganar una tensión y un misterio que ya querrían las intrigas más adrenalínicas.La inteligencia artística aplicada a la gestión del sonido la convierten en obra única.El relato carga de importancia cuanto en la prisión es decisivo pero no se ve: lo que ocurre fuera de campo y se capta como indicio sonoro; lo encapsulado en las elipsis, que se deduce de huellas y de alusiones en telegráficas conversaciones prohibidas ("Pas parlez!").En ambos procedimientos se desenvuelve Bresson con maestría inventiva, dejando varios ejemplos para la gramática del cine.El valiente Fontaine, oficial de la Resistencia, es encerrado por los nazis en Fort Montluc. Desde el instante en que le arrojan a un diminuto cubículo, comienza a planear la fuga, a calcular la minuciosa ingeniería de la evasión (todo un curso, también, de trabajos manuales).Con el organismo en máxima alerta, actúa sigiloso en la celda, pendiente mientras tanto del menor de los ruidos, del más tenue de los:crujidos... pisadas... rumores... chirridos... carraspeos... murmullos... quejidos... disparos... silbidos... rodadas... tableteos... pitidos... toses... raspados... gritos... repiqueteos... tañidos... susurros... ladridos... campanadas... chasquidos... golpeteos... latidos... goteos... rasgueos... roces... traqueteos... ecos...¡Nunca en una película un universo de pequeños sonidos fue utilizado con tanto provecho dramático y tanta habilidad!.
UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO
UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO. De ROBERT BRESSON
Basada narrativamente en el escrito autobiográfico de André Devigny, y filosóficamente en la fe en el hombre renacido implícita en Juan, 3:8 (las palabras a Nicodemo: "El viento sopla de donde quiere*, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu"), esta película emocionante y perfecta no sólo maneja lo concerniente a la imagen con la implacable precisión habitual en Bresson sino que se apoya en la dimensión acústica para ganar una tensión y un misterio que ya querrían las intrigas más adrenalínicas.La inteligencia artística aplicada a la gestión del sonido la convierten en obra única.El relato carga de importancia cuanto en la prisión es decisivo pero no se ve: lo que ocurre fuera de campo y se capta como indicio sonoro; lo encapsulado en las elipsis, que se deduce de huellas y de alusiones en telegráficas conversaciones prohibidas ("Pas parlez!").En ambos procedimientos se desenvuelve Bresson con maestría inventiva, dejando varios ejemplos para la gramática del cine.El valiente Fontaine, oficial de la Resistencia, es encerrado por los nazis en Fort Montluc. Desde el instante en que le arrojan a un diminuto cubículo, comienza a planear la fuga, a calcular la minuciosa ingeniería de la evasión (todo un curso, también, de trabajos manuales).Con el organismo en máxima alerta, actúa sigiloso en la celda, pendiente mientras tanto del menor de los ruidos, del más tenue de los:crujidos... pisadas... rumores... chirridos... carraspeos... murmullos... quejidos... disparos... silbidos... rodadas... tableteos... pitidos... toses... raspados... gritos... repiqueteos... tañidos... susurros... ladridos... campanadas... chasquidos... golpeteos... latidos... goteos... rasgueos... roces... traqueteos... ecos...¡Nunca en una película un universo de pequeños sonidos fue utilizado con tanto provecho dramático y tanta habilidad!.
Basada narrativamente en el escrito autobiográfico de André Devigny, y filosóficamente en la fe en el hombre renacido implícita en Juan, 3:8 (las palabras a Nicodemo: "El viento sopla de donde quiere*, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu"), esta película emocionante y perfecta no sólo maneja lo concerniente a la imagen con la implacable precisión habitual en Bresson sino que se apoya en la dimensión acústica para ganar una tensión y un misterio que ya querrían las intrigas más adrenalínicas.La inteligencia artística aplicada a la gestión del sonido la convierten en obra única.El relato carga de importancia cuanto en la prisión es decisivo pero no se ve: lo que ocurre fuera de campo y se capta como indicio sonoro; lo encapsulado en las elipsis, que se deduce de huellas y de alusiones en telegráficas conversaciones prohibidas ("Pas parlez!").En ambos procedimientos se desenvuelve Bresson con maestría inventiva, dejando varios ejemplos para la gramática del cine.El valiente Fontaine, oficial de la Resistencia, es encerrado por los nazis en Fort Montluc. Desde el instante en que le arrojan a un diminuto cubículo, comienza a planear la fuga, a calcular la minuciosa ingeniería de la evasión (todo un curso, también, de trabajos manuales).Con el organismo en máxima alerta, actúa sigiloso en la celda, pendiente mientras tanto del menor de los ruidos, del más tenue de los:crujidos... pisadas... rumores... chirridos... carraspeos... murmullos... quejidos... disparos... silbidos... rodadas... tableteos... pitidos... toses... raspados... gritos... repiqueteos... tañidos... susurros... ladridos... campanadas... chasquidos... golpeteos... latidos... goteos... rasgueos... roces... traqueteos... ecos...¡Nunca en una película un universo de pequeños sonidos fue utilizado con tanto provecho dramático y tanta habilidad!.